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“Si se amplía la zona urbana estaríamos firmando la carta de defunción de una ciudad sustentable”

El oficialismo caroyense busca ampliar la zona urbana en 200 hectáreas. Los arquitectos Romanutti y Peschiutta plantean que eso sería “insostenible”.

Por: Leonardo Rossi (De nuestra redacción)

El oficialismo caroyense hizo pública su intención de ampliar la zona urbana en 200 hectáreas. En la actualidad aún quedan más de 1.000.000 de metros cuadrados ociosos en la ciudad. Ante ese contraste, especialistas opinan que de avanzar el proyecto oficial “se generarán suburbios eternos” y se “firmaría la carta de defunción de una ciudad sustentable”. 
Los arquitectos y docentes de la Universidad Nacional de Córdoba Alejandro Romanutti y Hugo Peschiutta coinciden en que Colonia Caroya debe “densificarse” poblacionalmente en vez de anexar más terrenos de la zona rural. 
Mientras el Concejo Deliberante trata el nuevo proyecto elaborado por el Ejecutivo, estos analistas advierten que es “insostenible” ese modelo de ciudad. Por ejemplo, el plan busca incorporar al ejido urbano loteos al sudoeste, sur y norte, algunos lindantes a Malabrigo y a IPV, entre otros barrios. El contrapunto se genera al conocer la cantidad espacios ociosos que presenta la ciudad: 513 terrenos, un total de con 1.300.000 metros cuadrados, según datos de la cartera de Ambiente caroyense. 
La crítica de Peschiutta pone en el centro esa falta de aprovechamiento del actual territorio de la ciudad. “Mis alumnos han calculado que con la zona urbana actual de Colonia Caroya podemos crecer sin ampliarnos territorialmente durante cincuenta años más”, apunta el docente de Historia de la Arquitectura de la UNC. Por conocer de forma tan fina el tema es que le parece “una barbaridad” el proyecto oficial, y aclara que también lo dice “como vecino”. En otras palabras, sostiene que “hay áreas que necesitan ser urbanizadas” y se deben “tomar medidas políticas para que eso se concrete”. “Preocupa la cantidad de baldíos sometidos a especulación”, dice sin eufemismos. 
“No podés pretender tener la superficie urbana de una gran ciudad cuando la cantidad de población no es tal, y encima tenés tanto terreno ocioso”, agrega Romanutti en la misma línea. Y  plantea la cuestión en términos económicos: “Cuando te da la población los números cierran, pero cuando no da qué hacés”. “Llevar todos los servicios a esa zona: luz, gas, agua, cloacas, recolección de residuos y asfalto es muy costoso”, advierte. Peschiutta directamente reclama que “quien quiera urbanizar que pague el costo y que no se lo transfiera a al resto de la comunidad. Porque dos o tres sujetos quieran especular, el resto no puede hacerse cargo”. 

“Densificar” 
Peschiutta da un ejemplo: “Córdoba, que es una gran ciudad, trata de densificar para que sea sostenible ese territorio”. A su entender en la actual zona urbana caroyense no se ha logrado consolidar un estándar aceptable de gestión de servicios públicos por lo que la ampliación potenciaría esos déficits. “Todos los problemas que vemos ahora, como los basurales, el tema cloacal y de cuidado de calles, lo vamos a transferir un lote más en cada zona.” “Todo indica que hay que densificar la ciudad y no estirarla, como quieren hacer”, completa Romanutti. 
Otro motivo para no ampliar la ciudad, puntea, es que se crearán “más centros dispersos y suburbios eternos, barrios impersonales”. Romanutti enfatiza: “Todos los estudios en el mundo van hacia otro lado, no cometamos el error de extendernos”.

Ordenar lo que ya existe 
En el actual territorio urbano queda todavía mucho por hacer, plantean los especialistas. “Hay pequeñas zonas comerciales en el quince, en el trece, en la 45, y así se dispersa y pierde la vida social, por eso mucha gente se va a Jesús María. Hay que ordenar eso primero, tener un centro definido”, analiza Romanutti. Peschiutta adhiere, aunque puntualiza que en realidad “sí hay un centro en Colonia Caroya, que es lote quince con la Municipalidad, la parroquia y la plaza”, pero cree que “el problema es que está sin desarrollo desde hace mucho tiempo”. Y “cuando se ejecuta una obra pública, en vez de reforzar esos sectores se pone de forma dispersa”. 
   La otra gran deuda, coinciden, “es la falta de sectores públicos de dispersión y de espacios verdes”, señala Peschiutta.  “En semejante extensión que tenemos no hay una buena oferta de ocio, de espacios bien planificados”, dice Romanutti.
  Es por estos motivos que el arquitecto concluye que “urbanizar nuevas zonas es un gran negocio a costas de firmar la carta de defunción de una ciudad sustentable”. El debate queda abierto. Ojalá se escuchen todas las campanas.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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