La Cooperativa La Juanita (ver página 4) nació con la crisis de fines de los ‘90 - principios de 2000 de la mano de seis piqueteros, desocupados, que soñaban otras oportunidades para su gente. Toty Flores es uno de esos que ellos mismos denomiman “loco” que originó un proyecto de inclusión social que comienza por una escuela de nivel inicial, continúa por emprendimientos productivos, y termina con el compromiso de los vecinos que concurren allí.
A no engañarse con Toty porque él dice que solamente pasó por la escuela primaria, pero tiene en la universidad de la vida un doctorado con honores y una formación informal que más de uno envidiaría. Esta fue la charla que tuvo en exclusiva con Primer Día.
Pensaba que dignidad era la palabra que los englobaba, pero me quedo corto porque también los engloban palabras como luchar, creer, soñar
- Si querés sintetizar algo acá es decir que se puede. Con esto demostramos que otro país es posible. En pequeña escala. Venimos de un movimiento piquetero, de estar desocupados en un barrio pobre de La Matanza (Buenos Aires), sin aceptar planes sociales, sin aceptar el clientelismo, por la dignidad. Parece una tarea enorme, pero se puede, El tema es que la dignidad es importante cuando no queda solamente en un grito. Está bien que algún día digas ‘basta, esto no lo quiero más’, pero también tenés que salir a construir esa dignidad todos los días. La verdadera dignidad se construye con otro. Es fácil cuando trabajás con el otro igual, con el que piensa lo mismo, pero también hay que construir esa dignidad cuando se hace con el otro distinto, tan heterogéneo. Hemos construido un espacio de integración. La otra gran palabra seguida de dignidad es esta idea de integrarnos, de buscar en la potencia de cada uno algo mejor y ese algo es tan heterogéneo como son los sueños. Nosotros tenemos que soñar cada vez menos porque ese sueño se hace posible. Lo más importante que podemos trasmitir es que no importa la condición social en donde estás si tenés sueños, si crees en el otro.
Los que hacen más tiempo que están podrían ser como esos papás que no sueltan porque se empeñan en ser todo el tiempo papás y la organización no crece, pero ustedes se animaron a delegar
- Nunca estuve en el Consejo Directivo, fui gerente desde la creación de la Cooperativa, pero en 2007 me eligen diputado y los jóvenes me dijeron ‘dejá, que nosotros organizamos todo eso’. A fines de ese año había una fiesta de integración, el gran evento. Iban pasando las semanas y no me llamaban para nada y durante la fiesta me delegaron solamente las relaciones institucionales. Es hermoso y contradictorio porque tenés que tener la capacidad para decir ‘está bien que no me necesiten’ pero sigo estando y sigo siendo necesario.
- La verdad es que el hecho de no tomar la función pública como un trabajo me dio una enorme libertad para moverme y no estar pensando en que tengo que renovar como si esa fuese la condición para estar en la política. Cuando terminó mi mandato y me tuve que volver a La Juanita hubiera querido seguir, pero igual si no seguís no pasa nada. Cuando vos tenés un lugar donde volver y no pasa nada, podés tomar posturas que no parecen políticamente correctas. De hecho, en 2011, dejé mi lugar a Mario Llambías y me postulé para Senador aunque no nos daban las encuestas. Hice lo que me gustaría haber hecho que es poder estando en la política y no estar pensando en los cargos como obsesión. Por supuesto que el cargo te da poder, no soy ingenuo, pero el cargo como obsesión te quita libertad de pensar y actuar. Me sentí como cuando decidimos decirles que no a los planes trabajar, un gran acto de libertad, y creo que es lo más fuerte que hice en política. Cuando termino mi mandato algunos amigos me decían que tenía que tener cuidado con el síndrome del mandato cumplido e ir al psicólogo. La verdad es que no me pasó nada de lo que me decían que iba a pasar. Estaba muy contento de volver acá. Uno tiene que hacer de la función pública un lugar donde desarrollás con alegría tu vocación de servicio.
Han logrado construido una comunidad alegre en medio de la dificultad ¿Cómo hicieron para romper esa lógica del acumular?
- Hemos logrado encontrar vivir el presente con alegría porque estamos haciendo lo que más nos gusta que es esto. El trabajo ya no es para nosotros una mercancía. Es el valor más importante para sentirnos libres. Eso te da una enorme posibilidad de vivir la vida bien. Estamos alegres porque nos valorizan a nosotros. Hacen 700 kilómetros para ver qué hacemos. Antes, nos habían declarado inútiles.
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