Llamarse Palabras en Libertad más que una proclama inocente es una declaración de principios. Y así lo sienten y lo llevan adelante las mujeres (sí, toditas mujeres) que forman parte de este taller que se reúne los miércoles por la tarde en la Biblioteca del club Juventud Agraria.
Y el pasado miércoles era todo festejo. Y no era para menos. Venían de presentar el libro tobogán de sueño y disparates ante un público mucho más numeroso que el esperado. Si hasta tuvieron que salir a agregar sillas porque había gente parada durante la presentación.
Y van y vienen los comentarios sobre si la cantidad de comida fue mucha o la cantidad de bebida poca. Y van y vienen los comentarios sobre las actuaciones que tuvieron lugar dentro del marco de las presentaciones y sobre lo generoso y creativo que es Guillermo Visintín que accedió a prestar su voz para la narración actuada en la que, parece, la que hizo de ratita se llevó muchos aplausos.
Y después que el libro ya está a la venta en librerías locales y que sale 40 pesos que irán a parar al municipio que fue quien financió la publicación de este volumen de 70 páginas que editó el establecimiento gráfico Don Bosco.
Todo esto ocurre mientras rueda un mate, a veces frío, a veces con demasiada yerba, a veces que pela la lengua, y mientras hacen la rueda unas galletas de novia y unos pralinés caseros, riquísimos ambos.
Palabras en Libertad no nació como taller literario sino que se hizo taller literario. En realidad, mucho le debe a la Trabajadora Social Nancy Carrizo que entusiasmó a un grupo de mujeres maduras para que se sumen a los talleres que en la ciudad dictaba el PUAM (Programa Universitario del Adulto Mayor) de la Universidad Nacional de Córdoba. La experiencia fue tan valiosa que cuando acabó las mujeres le propusieron a la profesora Sonia D’Olivo que se hiciera cargo de la coordinación del taller. D’Olivo se encarga de aclarar todo el tiempo que es una compañera más, pero sus “alumnas” le reconocen dedicación e idoneidad para estar al frente de esta aventura por y con las letras.
Tobogán de sueños y disparates es un hermoso libro que toda abuela debiera tener a mano para cuando le tiene que leer un cuento, o una nana, o un poema disparatado a un nieto. Bueno, pensándolo bien, también toda mamá debiera tenerlo sobre la mesa de luz y ofrecerlo para los momentos en que a los ojitos no se les da por cerrarse para dormir.
Porque este grupo de mujeres que integran Amanda Burgos, Marta Copetti, Susana Dalla Costa de Puiatti, Susana D’Olivo, Margarita Himelfarb, Analía Juan, Nelda Salde, Irma Turús, y Sonia D’Olivo tuvo la valentía de abandonar el lugar común, el cuentito con moraleja, y se animaron a imaginar buenas historias repletas de personajes que acá no se ven y llenos de paisajes que aquí no están.
Sobre todo, rompieron el molde sobre lo que se espera de una mujer madura. Dan por tierra con varias sentencias y demuestran que siguen creativas, útiles, y llenando el alma del alimento que les provee el arte, en este caso, de las letras.
Ojalá que este sea el primero de muchos toboganes de sueños y disparates, que sus historias con gustito local vayan esparciéndose entre los pequeños lectores y que no les quite nada de fuerza la burocracia a la que, a veces, tienen que enfrentarse. Ojalá que se llene de abuelas, madres, y jóvenes cuenteras como éstas porque de veras hacen mucha falta.
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