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Desesperados, los Panico intentan impedir el remate de su casa

A la crisis argentina, los Panico le añadieron infinidad de problemas de salud con sus hijos y hoy se encuentran entre la espada y la pared porque un banco intenta rematarles su casa y no tienen cómo afrontar la deuda de 170 mil pesos.

“Una lucecita al final del tunel oscuro”, señala Liliana que sintieron después de haber podido hablar unos minutos con el gobernador de Córdoba y exponerle su caso y entregarle una carta más una carpeta con los antecedentes.
En esos minutos, De la sota les dijo a los Panico que iba a trasladarle el caso al ministro de Desarrollo Social, Daniel Passerini. La familia espera que alguien les preste la atención que el sistema judicial no les prestó.
Nadie elige acceder a su vivienda en medio de una crisis del país en el que vive. Eso simplemente ocurre y eso fue lo que les ocurrió a los Panico a poco tiempo de haber recibido su vivienda, a través de una de-saparecida mutual que se llamaba Coenda y que gestionaba créditos del Banco del Lavoro.
Y ocurrió lo que les ocurrió a muchos durante la crisis de 2001: José Panico se quedó sin trabajo y al poco tiempo nació Álvaro con una insuficiencia renal que les obligó a destinar tiempo y recursos para tratar de salvarle la vida. Ya habían tenido una experiencia similar con el mayor de los hijos, Ignacio, también con insuficiencia renal, pero que con una operación pudo restablecerse bastante bien. Y más tarde llegaría a la vida de la familia Selena, con síndrome de down, cardiopatía congénita, y neumonías recurrentes.
En resumen, entre la ausencia de trabajo y las enfermedades de los hijos, Liliana y José hicieron lo que cualquier padre haría por sus hijos: destinar lo mucho o lo poco que se tiene a que ellos puedan superar los inconvenientes de salud y dejando de lado el pago de las obligaciones contraidas con el banco.
Como consecuencia de eso, desde 2010 vienen sorteando el remate de la casa, a través de pagos parciales y el compromiso del pago en cuotas.
Pero esta vez parece que el banco viene por todo con la anuencia de la Justicia y la fecha de remate de la vivienda podría fijarse a fines de mayo o de junio.
Esta interviniendo en el caso la Oficina de Derechos Humanos y Justicia que funciona dentro del Poder Judicial, bajo el asesoramiento de la abogada Paola Drazile, porque interpretan que hay derechos superiores de los niños que serían vulnerados si se consiente este remate.
No se trata, en este caso, de una familia que dejó de pagar porque sí. Había justificación suficiente, dos hijos con discapacidad, para suspender los pagos, sin contar la situación de desempleo del padre de familia.
Y se trata de una familia numerosa para poder mudarse a la casa de algún familiar. Pero lo más grave de todo es enfrentarse a la posibilidad de quedarse en la calle y sin nada.
“Otra cosa que te da mucho miedo es la contención que le tenés que brindar a los hijos y que no podés darles porque ni siquiera sabés dónde estás parado”, señaló Liliana al ser consultada por este semanario.
“Por eso -añadió la mujer- esa desesperación de buscar donde sea esa lucecita de una nueva oportunidad. Sé que una entidad bancaria no te puede dar un crédito porque no tenés respaldo para eso, pero alguien, una gobernación o quien sea, que te preste con una cuota flexible para no perder todo. Son ideas locas que se te ocurren”.
En el mientras tanto, desde que comenzó este calvario para los Panico, fueron agregando cosas que necesitaban para sus hijos, por ejemplo, un dormitorio acondicionado para que Selena no pase frío por sus neumonías y sus problemas de corazón. Eso les habían pedido los médicos después de operar a la pequeña que hoy tiene 3 años para poder sacarla de la internación hospitalaria.
Liliana abandonó 20 años de trabajo de aportes para dedicarse tiempo completo a la salud de sus hijos. Esa decisión no fue fácil, sumada a la dificultad de José de encontrar estabilidad y un ingreso digno en el mercado laboral local.
“Es increíble que un banco pueda tener más importancia que la orden de un gobernador que pueda decir ‘paren esto’. Siempre intentamos con el abogado del banco refinanciar la deuda, pero nos dijeron que no se puede”, razonó José sobre la situación desesperante a la que llegaron.
Hoy, piden de la solidaridad de comerciantes, vecinos, políticos, cualquiera que pueda ayudarlos. Para evitar que les quiten lo poco que tienen, una casa, que para ellos es todo.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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