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Corazones Unidos encaró la construcción del salón de ventas y de confección de trapos de piso

Se trata de la segunda etapa del sueño del edificio propio, a través de la construcción de 120 metros cuadrados más que servirán para lograr el salón de ventas al público y un espacio para que funcione el taller donde se confeccionan los trapos de piso.

El tamaño y la concreción de los sueños depende de forma  directamente proporcional al empeño que pongan las personas en cumplirlos. Por eso, no queda otra que creer que el taller protegido Corazones Unidos logrará su cometido de construir los 120 metros cuadrados que faltan para la finalización del proyecto completo.
La primera etapa fue la construcción del espacio donde montar la fábrica de pastas La Caserita donde trabajan cerca de 30 personas con discapacidad.
Cocina, salón de usos múltiples, baños, y depósito se construyeron con el aporte de numerosas instituciones oficiales y privadas, más la realización de innumerables actividades por parte de los beneficiarios (bingos, venta de pastelitos, rifas, bailes, y un largo etcétera). También fue posible con el trabajo desinteresado de muchos particulares que decidieron ofrendar su tiempo para ello.
Esta vez, hay un dinero como para la parte primigenia del espacio. A través de una donación del Ministerio de la Solidaridad, que gestionó el municipio de Jesús María, Corazones Unidos se hizo de unos 30 mil pesos, y de una cifra similar por parte de una fundación que iba a financiar otro proyecto y se convenció de apostar a la finalización del edificio. También quedó un resto del bingo que hicieron a mediados de año en Sinsacate.
Todo eso, llevó a la comisión de apoyo a decidirse por el inicio de las obras. Ya está en marcha la construcción del espacio donde funcionará el taller de Trapos de piso, un espacio de unos 25 metros cuadrados que servirá para instalar los telares que permiten confeccionar rejillas y trapos de piso.
Una vez que esa parte esté concluida se comenzará con la construcción del salón de ventas y de las oficinas administrativas del emprendimiento.
Paralelamente, desde la institución de confirmó que está trabajando un equipo técnico integrado por varias profesionales en la asistencia a las personas con discapacidad. También está trabajando el cheff Osvaldo Nieva, y una administrativa.
A los integrantes históricos del emprendimiento se sumaron dos personas de Villa del Totoral y una de Colonia Caroya. El crecimiento del taller protegido se programa con mucha dificultad porque son muchos los recursos que se necesitan y pocas las personas dispuestas a trabajar ad honorem para sostener esas tareas.
Sin embargo y a pesar de las dificultades, siguen adelante, siguen empujando la nave para que esas personas con discapacidad tengan trabajo.

La nueva etapa
Calculadora en mano, buscando precios, y peleándola, la gente del taller protegido Corazones Unidos se lanzó a la conclusión del edificio propio. 
Nelvy Tottis, una de las integrantes de la comisión de apoyo, explicó: “Teníamos una platita ahorrada del bingo. Hemos ahorrado con otros eventos que fuimos haciendo y, aparte, teníamos 30 mil pesos que nos donó el Ministerio de la Solidaridad. Estamos muy agradecidos con Marcelino (Gatica) que intervino ante el ministro (Carlos ) Massei. Con eso, más una planta que fue donada por Monsanto decidimos empezar”.
“Vamos a avanzar hasta donde podamos. Después, veremos dónde tiramos las líneas para poder terminar. Apelaremos a la solidaridad de la gente. Si nos ayudan las empresas, y nos ayuda la gente haremos esta segunda parte”, añadió Tottis.
Lo que hay que construir equivale casi a la misma superficie con la que cuentan actualmente. Vale señalar que el municipio les cedió en comodato la esquina de Almafuerte y Mariano Moreno mientras siga funcionando el taller para personas con discapacidad.
Además del emprendimiento laboral con el que fabrican trapos de piso y rejillas y pastas con la marca La Caserita, en el taller viene funcionando un equipo técnico que integran una psicóloga, una trabajadora social, una asistente terapéutica, y una maestra especial de grado.
La maestra especial viene trabajando todas las mañanas en el cometido de enseñarles a leer y escribir a aquellas personas con discapacidad que no saben. “Si ellos no se saben manejar con el dinero, no saben leer algunos carteles, o no los tenemos preparados para que puedan trabajar en otras empresas, estaríamos en la misma”, reflexionó Tottis.
El equipo técnico hace tres meses que viene trabajando con ellos y los resultados todavía no son muy visibles. Era una propuesta que hace varios años estaba en carpeta y que no se podía cristalizar por los recursos económicos que demanda. Pero este año decideron que era el momento y se salió a buscar los profesionales.
La decisión del taller de salir s ofrecer los productos por los barrios viene dando buenos resultados ya que la gente acompaña comprando los productos que realizan con una gran factura y excelente presentación.
­­Una vez por semana, salen a vender a través de los centros vecinales. En Armada Nacional tuvieron un gran recibimiento, al igual que en Los Nogales.
Vale señalar que el taller gastronómico tiene el asesoramiento del cheff Osvaldo Nievas y eso contribuyó en la mejora de las recetas con las que salen al público.
“La verdad es que cada persona que viene a trabajar acá necesita cobrar su sueldo y se nos suman los gastos de los servicios. Estamos siempre viendo la manera en que vamos a financiar el funcionamiento del taller porque se hizo muy grande”, señaló Tottis sobre los desvelos de la comisión.
Los que quieran colaborar, son bienvenidos en Corazones Unidos ya que, seguramente, van a ser necesarias muchas más manos solidarias para poder terminar con el edificio y que las 30 personas con discapacidad que concurren allí tenga un espacio laboral digno como cualquier otro trabajador merece en nuestro país.
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

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