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De Crimson ya no queda ni una piedra


Esta semana terminó de demolerse el edificio emblema de una época. Libros enteros podrían escribirse sobre las historias que cobijó Crimson a lo largo de tres décadas. Fue el boliche insignia de Jesús María, un referente en el norte provincial, y parte de la adolescencia y la juventud de un par de generaciones de la ciudad. Ya no habrá más pista de baile ni bailarines en ese rinconcito de la ciudad.



Por: Álvaro Monge (Periodista y docente)

Hace como seis meses, en una reunión ex compañeros de curso, me enteré de que la demolición de Crimson era inminente, ya que hacía bastante tiempo que la propiedad estaba en venta y, por su inmejorable ubicación comercial en Jesús María, era muy probable que allí no funcionara más una Discoteque.
Me acuerdo que hice la broma que debería tener un final apocalíptico como en la película “Cinema Paradiso”; cuando al final el viejo y derruido cine era dinamitado ante la mirada melancólica de los parroquianos. En esa película, el cine era el símbolo de reunión y diversión de un pueblo. Acá, lejos de las comparaciones, no podemos negar que esta despedida también tiene la nostalgia del nunca más (aunque hacía varios años que había cerrado).
En aquella reunión de Diciembre, alguno dijo que, cuan-do se derrumbara finalmente, se debería empezar por los reservados y todos sus “oscuros secretos”. Todos reímos; pero enseguida la nostalgia no impidió continuar la broma. Es imposible -por lo menos en nuestro caso- no relacionar un recuerdo de nuestro secundario con Crimson: son carne y uña.
Aquel primer amor que nació haciendo el filo entre algunas de las dos escaleras laterales que iban a la pista; o ese inolvidable chape en la selección de lentos que cuidadosamente elegía el Disc Jockey en la pequeña cabina del Crimson Original y en la gigantesca de la segunda etapa que daba sobre la vieja terraza. Todos los que lean la nota seguramente tendrán su recuerdo especial y distinto; fueron muchos años; que marcaron muchos corazones y es  imposible acumularlos en esta nota que, honestamente, no le hace para nada justicia a lo que fue Crimson.
No puedo ser indiferente a su desaparición física; vivo a dos cuadras; y lo vi abandonado todos estos años como cualquier vecino de Jesús María. Alguna vez cuando lo abrían para limpiar de vez en cuando me asomaba para verlo en su interior y recordar. Si algún despistado no lo sabe, es la única Disco del Norte de Córdoba que se construyó desde sus cimientos para boliche. Hoy, a cualquier cosa con una marquesina llamativa le llaman Discoteque... ¡pura escenografía de cartón pintado que esconde detrás un galpón o una casa reformada a la que le anexan una carpa para aumentar su capacidad!
A los que van a esos lugares, simplemente no les importan demasiado esos detalles. Negocios son negocios y me parece que hoy la ecuación cierra perfecta: nadie invertiría para construir un local de entretenimiento nocturno desde cero porque el riesgo económico es enorme y, quizás, irrecuperable.
Aunque no conocí al antecesor de Crimson, Cariño Botaoo, sí hice una nota sobre lo que fue y les aseguro que tuvo un éxito tremendo. Yo no entendía demasiado por qué se había generado tanto revuelo sentimental sobre un boliche de los setenta que cerró y hoy me doy cuenta un poco que es inevitable ponerse en el lugar de aquellos parroquianos que añoraban su Boliche como a mí me pasa seguramente con el mío.

Mi primera vez…
La primera vez que entré fue un sábado bien tarde en plena sesión de lentos y no se veía nada, sólo la luz negra sobre la pista y cómo se reflejaba en los que tenían puesta alguna pilcha blanca. Ya tenía el nuevo nombre comercial: Crimson. Y mantenía la estructura original con que se construyó; especialmente la inolvidable terraza.
Son tantos recuerdos... todos asociados a mi secundario. Participábamos con el curso en una especie de “Feliz Domingo” trucho (con cofre de la felicidad y todo) que se hacía los domingos de matiné. El boliche funcionaba los viernes (asociado ine-vitablemente a la trampa); sábados y domingos.
Era impresionante el movimiento de jóvenes que venían de todos lados. La barra me encantaba y, seguramente, alguno se acordará, en pleno furor del Video, que pasaban películas en VHS en televisores -obviamente- mientras se escuchaba la música del boliche (ideal para los que planchaban). Más de una vez nos prendimos a ver alguna de Mad Max con Mel Gibson y un subtitulado bien grande en amarillo.
Las navidades y año nuevo son otros recuerdos imborrables para los que tenemos más de cuarenta. Esas noches en que se amanecía dentro del boliche y eran memorables por la cantidad de gente; imposible saber cuánta pero no se podía caminar; ir a la barra a pedir algo era una misión imposible y hasta suicida si te llegabas a colar. Era muy común que -si había un tema de moda- el Disc Jockey lo pusiera varias veces durante la noche. Todos -imagino- debemos recordar uno o debemos tener el preferido.
Hoy, recuerdo la noche de Crimson con una sonrisa de oreja a oreja y me siento el Dinosaurio Bernardo. No sé porqué en esa época se disfrutaban muchísimo más las salidas a bailar; había un folklore que hoy no existe. Cada reinauguración de Crimson (cerraba cada tanto por reformas o por algún boliche que le hacía temporalmente la competencia) era un acontecimiento de Sociedad: todo el mundo iba, nadie se lo quería perder.

La última vez
No puedo registrar la última vez que fui; pero fui de casado. O sea, después de 2000. Después, nunca más. Hubo otras reaperturas, pero parecía que la magia se había evaporado. Hasta que, finalmente, cerró.
Estoy seguro de que no soy la persona más adecuada para hacer este artículo, si se trata de sumar horas de vuelo dentro del boliche. Tengo amigos que - sospecho- entraban y se iban con los dueños de lo habitué que eran. Los homenajes en Facebook me gustan pero corren el riesgo de que se termine perdiendo. Ojalá que, si hacen algo para recordarlo, esté a la altura de la leyenda que se inicia con su derrumbe. Gracias Primer Día por permitirme recordar al boliche que marcó a más de una generación. Simplemente, no habrá otro igual.
Nota: Dedicado a mi querida promoción 1988, del Sarmiento Turno Tarde. Por esas inolvidables noches de alegría compartida. alvaromonge1969@hotmail.com
Claudio Minoldo

Claudio Minoldo

5 comentarios:

  1. el unico boliche que le hizo la competencia por tres años...fue butterfly,la musica era de lo mejor con el famoso dj de rio ceballos que en ese momento tambien ponia ahi en el boliche llamado wall sreet, pero bueno en ese momento estaban los chetos chetos que eran de crimson...en cambio ahora escuchar la barra los wachiturros y la mona en las hilux tambien creen que es cheto...pero en fin...buena nota igual !!

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    1. Hola! Mi papá era dueño y dj del boliche butterfly

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    2. Hola tu papa tendra fotos de butterfly el mejor de los recuerdos del boliche !!

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  2. hola es una pena lo de crimson pero en fin,todo lo bue acaba,no es sierto julio cesar rodriguez? vos saves de que hablo!!!!

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  3. yo fui a ese boliche en el 2003 fue el primer baile q pise... soy de buenos aires y vivi en jesus maria x 2 años. y no puedo creer q de crimson ya no quede nada...

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